Flora Esperón Lepine: la función debe continuar


Flora Esperón Lepine

(24 de junio de 1932- 9 de enero de 2021)



Flora Esperón Lepine nació en la Ciudad de México el 24 de junio de 1932. Su padre, Manuel Esperón Alcalá, fue ingeniero de caminos y participó en la realización de las carreteras que surcaron el sureste mexicano, de ahí que la infancia de Flora transcurriera entre las ciudades de Oaxaca, Mérida y Tuxtla Gutiérrez. Su madre, María Luisa Lepine González, era pianista y finísima poeta. Su libro "Instantáneas", publicado a instancias de su esposo Manuel en la década de los años cincuenta del siglo veinte, revela una exquisita sensibilidad moldeada en la lectura de los clásicos y en el movimiento modernista americano.

Un detalle curioso relativo a los padres de Flora es que ambos fueron medio hermanos del insigne compositor Manuel Esperón González. Sin ninguna relación sanguínea entre ellos, se conocieron ya adultos a propósito del segundo matrimonio de sus respectivos padre y madre: Manuel Esperón Rivera y Raquel González Cantú, "Malaquita". La madre del ingeniero Esperón era hija del compositor oaxaqueño Macedonio Alcalá y se llamaba Soledad.

Flora tuvo dos hermanos mayores llamados Octavio y Mario.  La única niña de la familia se educó en un ambiente en el que la música y la literatura eran una constante. Su educación primaria transcurrió en el Colegio del Sagrado Corazón de Tuxtla Gutiérrez, Chiapas. Dedicada desde muy temprana edad al cuidado de su madre, que tenía una salud frágil, reveló siendo adolescente una vocación religiosa, influida por la admiración que sentía por la Directora del Colegio, la Madre Angelita. Estuvo a punto de tomar los hábitos a los dieciocho años, pero a petición de su padre, eligió  consagrarse al cuidado de María Luisa.

Ya en la Ciudad de México, siguió estudios en la Escuela Bancaria y Comercial, y en pleno auge dorado de los años cincuenta se afilió al Grupo de Teatro del Real Club España, dirigido por el destacado actor español Luis Mussot. Este se dio cuenta de inmediato del inmenso talento actoral de Flora. La dirigió en varios montajes de comedias del repertorio español y la joven que había querido ser monja descubrió que el teatro era su vocación más poderosa. Acudió también a clases particulares  de danza clásica española con la destacada bailarina y coreógrafa Enriqueta Pereda. De este modo pudo desarrollar una técnica para expresar un temperamento que, por razones de la genética, la empujaba a bailar y cantar flamenco. 

Paralelamente, siguió cursos de idiomas -francés, e italiano. Estudió y se identificó con la producción de Molière de una manera muy intensa. Y de manera natural comenzó a escribir obras de teatro para sus compañeros de estudios. La primera fue en italiano y se llamó "Lo stregone di fontana nera" ("El brujo de la fuente negra"), que surgió casi al mismo tiempo que "La clase particular".

En 1963 se casó con su profesor de inglés, Jesús García González, hombre de talante filosófico y espíritu libre. Tuvo tres hijas: María, Ángela y Lourdes, con quienes integró, desde muy pequeñas, su primera troupe teatral. Paralelamente a su desempeño como profesora de idiomas en varios centros escolares o a nivel privado, desarrolló la otra poderosa faceta de su vocación teatral: la de comediógrafa. Ha escrito de manera incesante durante toda su vida y, en este sitio. iremos ofreciendo la totalidad de su producción. La comedia ha sido su elección y a través de farsas, sainetes, sketches, "bocadillos", algún guión cinematógrafico, ha duplicado su vida hasta convertirla, casi por completo, en teatro.

Flora enviudó de Jesús García en 1997. Pasó a vivir a la ciudad de San Miguel de Allende, Guanajuato, al lado de sus hijas Ángela y Lourdes y en 2007 casó en segundas nupcias con el violinista norteamericano Alan Grishman. Este acontecimiento desencadenó otra oleada productiva, de textos en francés y en inglés que han sido representados por los amigos y cercanos a la pareja en la ciudad guanajuatense.

En pleno siglo XXI y gracias a la evolución de los sistemas de comunicación, edición y publicación de textos, es posible dar a conocer la producción teatral de una actriz y comediógrafa mexicana de vocación universal, gran creadora de personajes que hicieron las delicias de quienes, a lo largo de 50 años participaron en alguno de sus montajes y pertenecieron en algún momento al "Grupo de Teatro Poquelin", llamado así en honor a su admirado Jean-Baptiste Poquelin "Molière".

Así, es Teatro Poquelin el nombre que hemos dado a la colección de estos textos deliciosos, finos y vibrantes de humor y de vida. A sus 86 años en 2018, Flora Esperón Lepine pudo contemplar el legado de inteligente alegría que su obra dio a quienes la rodearon durante toda su existencia de creadora. Para ella, la escena siempre ha sido el paraíso. Y esa convicción es transmitida por todos los libros de la colección Teatro Poquelin. Porque, señoras y señores, la función siempre, pero siempre, debe continuar.








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