Las ramas de la memoria
Recordar es vivir y la memoria es vida. Flora Esperón Lepine va al encuentro de su pasado desde su nacimiento en 1932 hasta su juventud dorada en la espléndida ciudad de México de la década de 1950. Transita por los paisajes encantados que la mirada de su infancia encuentra en Mérida, Acapulco, Cuernavaca y Tuxtla Gutiérrez, siguiendo a su padre, Manuel Esperón Alcalá, ingeniero de caminos y a su madre, María Luisa Lepine, poeta y pianista. Entre las ramas de la memoria evoca a sus seres más queridos en un recorrido en que la nostalgia camina siempre al lado del amor.
Flora Esperón Lepine ha publicado el primer tomo de sus memorias, que abarca sus recuerdos de infancia y juventud. Desde 1932, año de su nacimiento, hasta 1950 en que la familia Esperón Lepine deja Tuxtla Gutiérrez para ir a radicar a la Ciudad de México.
Ilustradas con fotografías del álbum de los recuerdos de la familia, los recuerdos de la autora tienden puentes comunicantes con la historia de México, lugares emblemáticos como la Casa Cámara en Mérida, el Cañón del Sumidero y el río Grijalva en Chiapas, la casona de Zaragoza 95, en el viejo centro de la Ciudad de México y la Latino, el edificio de elegantes departamentos por los que desfilaron los artistas de la época dorada del cine nacional.
Es la mirada de la niña la que emerge de esta prosa sencilla que va siguiendo los dictados del recuerdo. Al final incluye una sección titulada Chispazos de la memoria, que entregan, con la brevedad luminosa de una chispa, el encanto de toda una época.
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