Treinta años no es nada
De los explosivos años setentas a las campanadas que en el año dos mil anunciaron el nuevo milenio, la vida de Flora Esperón Lepine fue una lucha gozosa por sacar adelante a su familia, sin dejar de reír, dar clases de idiomas y hacer teatro con los queridos amigos que fueron apareciendo en el camino.
La infancia de sus hijas, la inolvidable Escuela Primaria Americana, sus alumnas de idiomas, sus mudanzas y sus entrañables "carcachas" dejaron recuerdos imborrables y muchas historias para contar. Crecieron sus hijas, nacieron sus nietos, viajó por fin a esa España que tanto la llamara... Porque cuando se vive tan plenamente como Flora, treinta años no es nada.
Disponible en formato tapa blanda
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